El día que muchos no hubieran querido vivir nunca se produjo el pasado martes 25 de mayo en el CC La Roca. A las 20,30 horas estaba convocada la junta extraordinaria del BM La Roca. En la mesa presidencial todos los miembros de la junta. Delante el aforo lleno de madres, padres, jugadores, aficionados y simpatizantes. En el ambiente se palpaba la emoción contenida. Muchos esperaban que, como en la otra ocasión, tanto el alcalde como el regidor de deportes -padres de jugadores y jugadoras- se acercaran al CC La Roca. Ninguno de los dos hizo acto de presencia. Quizás sus ocupaciones políticas impidieron que se acercaran por allí.
El acto lo inició el presidente Quim Planas. En su intervención explicó lo que lleva días y meses repitiendo. Considera injusto el trato que se le ha dado al balonmano y la prepotencia con la que el Ayuntamiento los ha tratado. A continuación Sebastià Borrell intervino para explicar cómo dejaban las finanzas del club y cómo quedaría estructurada la próxima temporada. Borrell insistió en que la reducción de horas era fatal para el futuro del BM La Roca. Con la reducción de horas no se podía planificar un futuro. En vez de conseguir un club grande, como hasta ahora, el Ayuntamiento los condenaba a hacer desaparecer equipos para que, los existentes, se puedan entrenar en unas condiciones aceptables.
El cuarto punto del orden del día era hacer pública la dimisión de la junta. En aquel momento uno de los padres, Joan Carles León, se levantó y pidió que los presentes pudieran expresar su apoyo incondicional a la junta. Artur Barrio, miembro de la junta, comentó que consideraba oportuno continuar con el orden del día. Acto seguido explicó los motivos que les han llevado a la dimisión. Entre ellas que el BM La Roca ha tenido que sacrificar horas de entreno y que al CB La Roca le han aceptado todas sus peticiones. Al menos eso es lo que pensaba Barrio. No podía, dijo, afirmarlo al cien por cien, pero todos los indicios le hacían creer que las cosas habían ido por ahí. También insistió que en ningún momento se llegó a un consenso con el ayuntamiento, sino que han aceptado una imposición. “Las cosas están así y las horas del CB La Roca son estas”, comentó. Con lo cual quedaba muy claro a quien querían beneficiar y quien era el gran perjudicado. El presidente, Quim Planas, ratificó las palabras expresadas. Y añadió que habían buscado soluciones para no suprimir equipos. En concreto entrenar en una nave industrial. No se había podido llevar a cabo esta idea por un problema económico.
Y llegó el turno de los ruegos y preguntas. Jugadores infantiles, jugadores juveniles, madres, entrenadores y padres explicaron su experiencia en el BM La Roca y todos concluyeron con la misma misiva: “No ho deixeu. No us deixem”. Acabados los parlamentos el presidente Quim Planas dio las gracias a los presentes, comentó que una junta gestora de seis miembros guiaría el club hasta que no se realizaran elecciones y que, a pesar de todo, por coherencia, se marchaban. Eso no quería decir que no se vuelvan a presentar o que una nueva junta los releve después de estar casi treinta años al frente del BM La Roca. Un caluroso y cerrado aplauso, con todo el aforo en pie, que sobrepasó los cinco minutos, cerró un acto que muchos nunca hubieran querido vivir. El futuro se vislumbrará el día de las elecciones de la nueva junta directiva. Mientras tanto el martes se demostró que la gran familia del BM La Roca, como dijeron varios de los oradores, está más unida que nunca.
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