Este lunes en Àgora el ex president Pujol declaró: "No hi entrem, però, ei! si cal entrar, entrarem, jo em sembla que no hi he d'entrar, però si he d'entrar personalment, entraré". Es decir, está dispuesto a tirar de la manta y hablar sobre la financiación irregular de los partidos políticos. El no lo hizo, sino Garzón. Al día siguiente eran detenidos el alcalde de Santa Coloma de Gramenet, varios concejales, y los dos ex altos cargos Macià Alavedra y Lluis Prenafeta. Estos nombres se unen a Millet. Y no se extrañen si en los próximos meses aparecen otros nombres vinculados a la época Pujol. El mal llamado oasis catalán empieza su declive.
Las palabras del ex president Pujol son muy peligrosas. Personas de su círculo familiar pueden salir en la prensa. El escándalo, de producirse, sería desastroso. Existe mucho nerviosismo. El caso Millet ha hecho mella en la sociedad catalana y más dentro de sus dirigentes. Y es lógico. Nadie está dispuesto a tirar la primera piedra, pues están pringados.
Parece como si una mano negra esté intentando desestabilizar al tripartito para que no gane las próximas elecciones. Garzón ha tocado uno de los flancos no sólo de Montilla sino de José Zaragoza. Recordemos que Bartomeu Muñoz es vicepresidente de la Diputación y mano derecha de Zaragoza. Muñoz ha sido miembro de la comisión de control financiero del PSOE. Titula su bloc “transformando Santa Coloma”. Lo ha conseguido, al menos su bolsillo se ha transformado. Antes de las próximas elecciones viviremos grandes cambios que modificaran el actual panorama político catalán. El oasis catalán debe quedar definitivamente seco. El cambio es posible y políticamente necesario.